Mejoran producción de tomate cherry
Protegen la producción agrícola para evitar la pérdida de cultivos causada por enfermedades ocasionadas por hongos y bacterias.
A través de métodos sustentables, científicos del Centro de
Investigación en Química Aplicada (CIQA) protegen la producción agrícola
para evitar la pérdida de cultivos causada por enfermedades ocasionadas
por hongos y bacterias, mismas que no pueden controlarse con
agroquímicos sintéticos.
Explicó el doctor Hugo Lira Saldívar, titular del proyecto, que “al
poner en práctica la agricultura sustentable protegida, hemos logrado
desarrollar paquetes tecnológicos para la producción orgánica de chiles
jalapeños y habaneros, tomate cherry y pepino mediante agroplasticultura
en condiciones de casa–sombra (protección con malla) y en campo
abierto”.
Esta técnica consiste en cubrir con plástico las siembras para
minimizar la presencia de malezas, proteger al cultivo de plagas y de
las inclemencias del tiempo.
“Es necesario que las prácticas agrícolas se realicen bajo
condiciones de invernadero, casa–sombra o túneles, entre otras. Y, al
mismo tiempo, se utilicen productos biológicos para prevenir y/o
controlar enfermedades y plagas, fertilizar y lograr que los nutrientes
del suelo estén más disponibles para la planta”, indicó el investigador.
Asimismo, refirió el académico que los procedimientos que se han
empleado en CIQA aportan diversos beneficios al agro, como producción de
cosechas para exportación, obtención de alimentos más saludables,
mejores precios, mantenimiento de la fertilidad de los suelos y menor
contaminación ambiental.
En este sentido, resaltó Lira Saldívar, es importante seleccionar
los procesos e insumos biológicos y orgánicos porque incrementan la
productividad.
Entre ellos, se encuentra la solarización que consiste en
“acolchar”, entre cuatro y seis semanas, el suelo húmedo con plástico
transparente y delgado durante la época de mayor temperatura, a fin de
que se controlen malezas, bacterias, hongos y nemátodos (gusanos que
habitan en el suelo) por medio del calor.
A su vez, la biofumigación permite utilizar la materia orgánica y
los residuos agrícolas con compuestos bioactivos, así como los productos
de su descomposición, en el control de los patógenos vegetales. Se
complementa con los bioplaguicidas que están hechos a base de extractos
de plantas y microorganismos benéficos.
Por otro lado, existe un grupo importante de hongos y bacterias que
presentan efectos contra otros microorganismos. Esta acción puede ser
aprovechada como una forma de control biológico de los fitopatógenos.
Otro proceso aplicado por CIQA es el uso de inductores de
resistencia sistémica, que son sustancias bioquímicas que se producen en
las plantas como respuesta a factores bióticos y abióticos. Sirven como
sus propios mecanismos de defensa, tanto físicos como químicos, para
contrarrestar el ataque de plagas, así como condiciones de temperaturas
extremas, salinidad, exceso de humedad o estrés hídrico por falta de
agua.
“El uso de agroquímicos sintéticos para el control de enfermedades
en los cultivos agrícolas está siendo muy cuestionado por consumidores y
autoridades sanitarias de todo el mundo, ya que tarde o temprano los
organismos patógenos desarrollan resistencia a los mismos. De hecho, en
el año 2012 se perdieron en CIQA tres experimentos de tesis por no haber
podido controlar los problemas fitopatológicos que se presentaron”,
detalló el experto.
A lo anterior se suma que tales productos generan severos índices
de contaminación ambiental. “El uso de técnicas innovadoras y
sustentables para la producción agrícola en condiciones protegidas o en
campo abierto permitirá obtener mayor número de paquetes tecnológicos de
diferentes vegetales, los cuales podrían ser aplicados por pequeños y
grandes productores”, concluyó el doctor Lira Saldívar.
Fuente: Infoagro
Grupo Dragon, Agroquimicos, Insecticidas, Herbicidas, Fungicidas, etc.