viernes, 8 de marzo de 2013

Mejoran producción de tomate cherry

Mejoran producción de tomate cherry

Protegen la producción agrícola para evitar la pérdida de cultivos causada por enfermedades ocasionadas por hongos y bacterias.
A través de métodos sustentables, científicos del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA) protegen la producción agrícola para evitar la pérdida de cultivos causada por enfermedades ocasionadas por hongos y bacterias, mismas que no pueden controlarse con agroquímicos sintéticos.
Explicó el doctor Hugo Lira Saldívar, titular del proyecto, que “al poner en práctica la agricultura sustentable protegida, hemos logrado desarrollar paquetes tecnológicos para la producción orgánica de chiles jalapeños y habaneros, tomate cherry y pepino mediante agroplasticultura en condiciones de casa–sombra (protección con malla) y en campo abierto”.
Esta técnica consiste en cubrir con plástico las siembras para minimizar la presencia de malezas, proteger al cultivo de plagas y de las inclemencias del tiempo.
“Es necesario que las prácticas agrícolas se realicen bajo condiciones de invernadero, casa–sombra o túneles, entre otras. Y, al mismo tiempo, se utilicen productos biológicos para prevenir y/o controlar enfermedades y plagas, fertilizar y lograr que los nutrientes del suelo estén más disponibles para la planta”, indicó el investigador.
Asimismo, refirió el académico que los procedimientos que se han empleado en CIQA aportan diversos beneficios al agro, como producción de cosechas para exportación, obtención de alimentos más saludables, mejores precios, mantenimiento de la fertilidad de los suelos y menor contaminación ambiental.
En este sentido, resaltó Lira Saldívar, es importante seleccionar los procesos e insumos biológicos y orgánicos porque incrementan la productividad.
Entre ellos, se encuentra la solarización que consiste en “acolchar”, entre cuatro y seis semanas, el suelo húmedo con plástico transparente y delgado durante la época de mayor temperatura, a fin de que se controlen malezas, bacterias, hongos y nemátodos (gusanos que habitan en el suelo) por medio del calor.
A su vez, la biofumigación permite utilizar la materia orgánica y los residuos agrícolas con compuestos bioactivos, así como los productos de su descomposición, en el control de los patógenos vegetales. Se complementa con los bioplaguicidas que están hechos a base de extractos de plantas y microorganismos benéficos.
Por otro lado, existe un grupo importante de hongos y bacterias que presentan efectos contra otros microorganismos. Esta acción puede ser aprovechada como una forma de control biológico de los fitopatógenos.
Otro proceso aplicado por CIQA es el uso de inductores de resistencia sistémica, que son sustancias bioquímicas que se producen en las plantas como respuesta a factores bióticos y abióticos. Sirven como sus propios mecanismos de defensa, tanto físicos como químicos, para contrarrestar el ataque de plagas, así como condiciones de temperaturas extremas, salinidad, exceso de humedad o estrés hídrico por falta de agua.
“El uso de agroquímicos sintéticos para el control de enfermedades en los cultivos agrícolas está siendo muy cuestionado por consumidores y autoridades sanitarias de todo el mundo, ya que tarde o temprano los organismos patógenos desarrollan resistencia a los mismos. De hecho, en el año 2012 se perdieron en CIQA tres experimentos de tesis por no haber podido controlar los problemas fitopatológicos que se presentaron”, detalló el experto.
A lo anterior se suma que tales productos generan severos índices de contaminación ambiental. “El uso de técnicas innovadoras y sustentables para la producción agrícola en condiciones protegidas o en campo abierto permitirá obtener mayor número de paquetes tecnológicos de diferentes vegetales, los cuales podrían ser aplicados por pequeños y grandes productores”, concluyó el doctor Lira Saldívar.
 
 
Fuente: Infoagro

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